martes, 13 de junio de 2017

Actividad del Bloque 2: Comunicación escrita

     Como hemos visto en este bloque, existen varios “mitos” sobre la lectura y la forma de desarrollar la competencia lectora. La más común se ve cuando observamos en los libros de nuestros hermanos, primos, hijos, sobrinos… las preguntas de “comprensión lectora” que plantean los libros de texto que sólo fomentan la memoria a corto plazo y ahí se queda, en un momento instantáneo y no se aprovechan ni se ejercitan de forma completa todas las habilidades que componen el proceso lector. Como bien nos decía Irune: El acto de leer no es una mera “descodificación” (cómo se suele fomentar con los métodos tradicionales de enseñanza de la lectoescritura de tipo sintético). “Leer es interpretar, comprender, relacionar, tomar partido (…) conocer lugares, personajes, ideas y sentimientos ajenos, (…) es aprender, analizar, reflexionar y adquirir valores fundamentales.” Todos estos procesos requieren muchas capacidades (habilidades visuales, atención, memoria, comprensión, fluidez…) que debemos potenciar para que verdaderamente nuestros alumnos sean competentes lectores no sólo para ellos mismos, sino también para la audiencia cuando éstos son “lectores orales”.

     Para ello voy a plantear una serie de actividades-ejemplo en torno a un texto. El texto elegido es uno de los Cuentos para jugar de Gianni Rodari que es de tipo narrativo literario. El libro del que lo saco es de la 54ª Edición de la Editorial Alfaguara Infantil. He pensado que puede ser un libro interesante para niños de a partir de 10 años teniendo en cuenta el componente lúdico de poder elegir el final de cuento que más te guste. Recuerdo de pequeña leer en la biblioteca de mi colegio una serie de libros que se llamaban Elige tu propia aventura cuyas historias eran de temáticas muy distintas, en los cuales tenías que ir tomando decisiones y dependiendo de estas, llegabas a un final u otro. 


     Me parece que la posibilidad de decidir uno mismo puede ser un elemento muy motivador para el alumnado de modo que prestarán más atención. Sin embargo, me he decantado por el libro de Rodari porque al sólo elegir un final, se pueden preparar varias lecturas orales en clase realizadas por los propios alumnos para que, después de haber leído personalmente el cuento, alguno se ofrezca a leer el cuento con el final que más le haya gustado. Incluso se puede dialogar sobre el cuento de modo que los alumnos opinen y argumenten qué final les ha gustado más, cuál es más realista o no, o más justo, como hace el autor al final del libro.


     El cuento con el que voy a proponer las actividades es El flautista y los automóviles que dice así: 

El flautista y los automóviles


   Había una vez un flautista mágico. Es una vieja historia, todos la conocen. Habla de una ciudad invadida por los ratones y de un jovenzuelo que, con su flauta encantada, llevó a todos los ratones a que se ahogaran en el río. Como el alcalde no quiso pagarle, volvió a hacer sonar la flauta y se llevó a todos los niños de la ciudad.
   Esta historia también trata de un flautista: a lo mejor es el mismo o a lo mejor no.
  Esta vez es una ciudad invadida por los automóviles. Los había en las calles, en las aceras, en las plazas, dentro de los portales. Los automóviles estaban por todas partes: pequeños como cajitas, largos como buques, con remolque, con caravana. Había automóviles, tranvías, camiones, furgonetas. Había tantos que les costaba trabajo moverse, se golpeaban, estropeándose el guardabarros, rompiéndose el parachoques, arrancándose los motores. Y llegaron a ser tantos que no les quedaba sitio para moverse y se quedaron quietos. Así que la gente tenía que ir andando. Pero no resultaba fácil, con los coches que ocupaban todo el sitio disponible. Había que rodearlos, pasarlos por encima, pasarlos por debajo. Y desde por la mañana hasta por la noche se oía:
—¡Ay!
   Era un peatón que se había golpeado contra un capó.
—¡Ay! ¡Uy!
   Estos eran dos peatones que se habían topado arrastrándose bajo un camión. Como es lógico, la gente estaba completamente furiosa.
—¡Ya está bien!
—¡Hay que hacer algo!
—¿Por qué el alcalde no piensa en ello?
   El alcalde oía aquellas protestas y refunfuñaba:
—Por pensar, pienso. Pienso en ello día y noche. Le he dado vueltas incluso todo el día de Navidad.    Lo que pasa es que no se me ocurre nada. No sé qué hacer, qué decir, ni de qué árbol ahorcarme. Y mi cabeza no es más dura que la de los demás. Mirad qué blandura.
  Un día se presentó en la Alcaldía un extraño joven. Llevaba una chaqueta de piel de cordero, abarcas en los pies, una gorra cónica con una enorme cinta. Bueno, que parecía un gaitero. Pero un gaitero sin gaita. Cuando pidió ser recibido por el alcalde, la guardia le contestó secamente:
—Déjale tranquilo, no tiene ganas de oír serenatas.
—Pero no tengo la gaita.
—Aún peor. Si ni siquiera tienes una gaita ¿por qué te va a recibir el alcalde?
—Dígale que sé cómo liberar a la ciudad de los automóviles.
—¿Cómo? ¿Cómo? Oye, lárgate, que aquí no se tragan ciertas bromas.
—Anúncieme al alcalde, le aseguro que no se arrepentirá...
    Insistió tanto que el guardia tuvo que acompañarle ante el alcalde.
—Buenos días, señor alcalde.
—Sí, resulta fácil decir buenos días. Para mí solamente será un buen día aquel en el que...
—... ¿la ciudad quede libre de automóviles? Yo sé la manera.
—¿Tú? ¿Y quién te ha enseñado? ¿Una cabra?
—No importa quién me lo ha enseñado. No pierde nada por dejarme que lo intente. Y si me promete una cosa antes de mañana ya no tendrá más quebraderos de cabeza.
—Vamos a ver, ¿qué es lo que tengo que prometerte?
—Que a partir de mañana los niños podrán jugar siempre en la plaza mayor, y que dispondrán de carruseles, columpios, toboganes, pelotas y cometas.
—¿En la plaza mayor?
—En la plaza mayor.
—¿Y no quieres nada más?
—Nada más.
—Entonces, chócala. Prometido. ¿Cuándo empiezas?
—Inmediatamente, señor alcalde.
—Venga, no pierdas un minuto...
   El extraño joven no perdió ni siquiera un segundo. Se metió una mano en el bolsillo y sacó una pequeña flauta, tallada en una rama de morera. Y para colmo, allí, en la oficina del alcalde, empezó a tocar una extraña melodía. Y salió tocando de la alcaldía, atravesó la plaza, se dirigió al río...
   Al cabo de un momento...
—¡Mirad! ¿Qué hace aquel coche? ¡Se ha puesto en marcha solo!
—¡Y aquel también!
—¡Eh! ¡Si aquél es el mío! ¿Quién me está robando el coche? ¡Al ladrón! ¡Al ladrón!
—¿Pero no ve que no hay ningún ladrón? Todos los automóviles se han puesto en marcha...
—Cogen velocidad... Corren...
—¿Dónde irán?
—¡Mi coche! ¡Para, para! ¡Quiero mi coche!
   Los coches corrían desde todos los puntos de la ciudad, con un inaudito estruendo de motores, tubos de escape, bocinazos, sirenas, claxon... Corrían, corrían solos.
   Pero si prestaban atención, habrían oído bajo el estruendo, aún más fuerte, más resistente que él, el silbido sutil de la flauta y su extraña, extraña melodía...

Primer final


   Los automóviles corrían hacia el río.
   El flautista, sin dejar nunca de tocar, les esperaba en el puente. Cuando llegó el primer coche —que por casualidad era precisamente el del alcalde— cambió un poco la melodía, añadiendo una nota más alta. Como si se tratara de una señal, el puente se derrumbó y el automóvil se zambulló en el río y la corriente lo llevó lejos. Y cayó el segundo, y también el tercero, y todos los automóviles, uno tras otro, de dos en dos, arracimados, se hundían con un último rugido del motor, un estertor de la bocina, y la corriente los arrastraba.
   Los niños, triunfantes, descendían con sus pelotas por las calles de las que habían desaparecido los automóviles, las niñas con las muñecas en sus cochecitos desenterraban triciclos y bicicletas, las amas de cría paseaban sonriendo.
  Pero la gente se echaba las manos a la cabeza, telefoneaba a los bomberos, protestaba a los guardias urbanos.
—¿Y dejan hacer a ese loco? Pero deténganlo, caramba, hagan callar a ese maldito flautista.
—Sumérjanle a él en el río, con su flauta...
—¡También el alcalde se ha vuelto loco! ¡Hacer destruir todos nuestros hermosos coches!
—¡Con lo que cuestan!
—¡Con lo cara que está la mantequilla!
—¡Abajo el alcalde! ¡Dimisión!
—¡Abajo el flautista!
—¡Quiero que me devuelvan mi coche!
  Los más audaces se echaron encima del flautista pero se detuvieron antes de poder tocarle. En el aire, invisible, había una especie de muro que le protegía y los audaces golpeaban en vano contra aquel muro con manos y pies. El flautista esperó a que el último coche se hubiera sumergido en el río, luego se zambulló también él, alcanzó la otra orilla a nado, hizo una inclinación, se dio la vuelta y desapareció en el bosque.

Segundo final


   Los automóviles corrieron hacia el río y se lanzaron uno detrás de otro con un último gemido del claxon. El último en zambullirse fue el coche del alcalde. Para entonces la plaza mayor ya estaba repleta de niños jugando y sus gritos festivos ocultaban los lamentos de los ciudadanos que habían visto cómo sus coches desaparecían a lo lejos, arrastrados por la corriente.
  Por fin el flautista dejó de tocar, alzó los ojos y únicamente entonces vio a la amenazadora muchedumbre que marchaba hacia él, y al señor alcalde que caminaba al frente de la muchedumbre.
—¿Está contento, señor alcalde?
—¡Te voy a hacer saber lo que es estar contento! ¿Te parece bien lo que has hecho? ¿No sabes el trabajo y el dinero que cuesta un automóvil? Bonita forma de liberar la ciudad...
—Pero yo... pero usted...
—¿Qué tienes tú que decir? Ahora, si no quieres pasar el resto de tu vida en la cárcel, agarras la flauta y haces salir a los automóviles del río. Y ten en cuenta que los quiero todos, desde el primero hasta el último.
—¡Bravo! ¡Bien! ¡Viva el señor alcalde!
   El flautista obedeció. Obedeciendo al sonido de su instrumento mágico los automóviles volvieron a la orilla, corrieron por las calles y las plazas para ocupar el lugar en el que se encontraban, echando a los niños, a las pelotas, a los triciclos, a las amas de cría. Todo volvió a estar como antes. El flautista se alejó lentamente, lleno de tristeza, y nunca más se volvió a saber de él.

Tercer final


   Los automóviles corrían, corrían... ¿Hacia el río como los ratones de Hammelin? ¡Qué va! Corrían corrían... Y llegó un momento en el que no quedó ni uno en la ciudad, ni siquiera uno en la plaza mayor, vacía la calle, libres los paseos, desiertas las plazuelas. ¿Dónde habían desaparecido?
   Aguzad el oído y los oiréis. Ahora corren bajo tierra. Ese extraño joven ha excavado, con su flauta mágica calles subterráneas bajo las calles, y plazas bajo las plazas. Por allí corren los coches. Se detienen para que suba su propietario y reemprenden la carrera. Ahora hay sitio para todos. Bajo tierra para los automóviles. Arriba para los ciudadanos que quieren pasear hablando del gobierno, de la Liga y de la luna, para los niños que quieren jugar, para las mujeres que van a hacer la compra.
—¡Qué estúpido —gritaba el alcalde lleno de entusiasmo—, que estúpido he sido por no habérseme ocurrido antes!
   Además, al flautista le hicieron un monumento en aquella ciudad. No, dos. Uno en la plaza mayor y otro abajo, entre los coches que corren incansables por sus galerías.

El final del autor


   Mi final es el tercero. ¿Es necesario que explique por qué? No lo creo.

     Antes de proponer siquiera una lectura en voz alta, hay que hacer más de una lectura silenciosa para poder comprender el texto y que los niños sepan qué van a leer. Por esa razón, primero me voy a centrar en actividades de lectura silenciosa para hacer en clase.

Antes de leer el texto

     
     En el caso de que fuera el primer cuento que leyéramos, se podría hacer un pequeño diálogo introduciendo con preguntas del tipo: ¿os gustan los cuentos? ¿recordáis alguno en especial?
     Después, leeríamos el título de dicho cuento y podríamos hacer hipótesis de qué relación puede haber entre un flautista y un automóvil, haciendo hipótesis y deducciones acerca de qué puede ir el cuento. También se pueden anticipar distintos finales, aunque realmente nadie sabe cómo va a acabar ya que hay tres finales distintos.

Lectura del texto


     Para favorecer la comprensión del texto al máximo, se realizará una lectura silenciosa de forma individual dejando que los alumnos puedan leer a su propio ritmo.
    Es este momento, cuando se pueden observar ciertos detalles del proceso de lectura, pero centrándonos en unos pocos alumnos, no en el grupo entero. Se puede observar si el niño realiza muchos movimientos regresivos de verificación sospechando así si sus fijaciones son correctas o tiene alguna dificultad con el texto literario propuesto. Por otro lado, podemos ver si la postura corporal es la correcta para favorecer una buena visión, si se acerca mucho el libro a los ojos y el seguimiento del texto, al igual que si utiliza el dedo o el lápiz para no saltarse ninguna línea o, al contrario, tarda más en leer porque se salte alguna y tenga que regresar a la correcta. Si se observa alguna conducta exagerada, a lo mejor es necesario comunicarlo a los padres para ver si hay un problema de vista o es por otro motivo.
     Otra de las cosas que podemos observar es si el alumno o alumna realiza alguna vocalización o pronuncia palabras mientras lee. En el caso de que sea una palabra, no hay que alarmarse, pues probablemente esté usando la ruta fonológica para descodificar una palabra que le sea desconocida y a partir de esa construcción seguir con el texto y darle u significado según el contexto. Si vemos que se realiza repetidamente, sí que se puede dar que haya un problema de comprensión o en las habilidades visuales.  
     Los primeros en acabar dependiendo de la cantidad de tiempo empleada tendremos que valorar si han leído el texto en profundidad o han hecho una lectura rápida sin apenas comprensión. En este último caso, le invitaría a leer el texto un poco más despacio para que pueda fijarse en los detalles de la historia.

Después de leer el texto

    
     Tras la lectura del texto, tendremos un pequeño tiempo para resolver dudas sobre lo leído que puedan interferir en la comprensión del texto como por ejemplo palabras desconocidas. En este rato, evitaría darles la respuesta inmediatamente, es decir, lo deseable es que se respondan las preguntas entre los propios compañeros puesto que la comprensión es una continua hipótesis de significado que se va comprobando y confirmando o refutando. 
Después se plantearán una serie de actividades relacionadas con las habilidades que forman parte en el proceso lector para desarrollar la competencia lectora. 

Actividades para favorecer la memoria


I.       Preguntas sobre el texto. Sin el texto delante, responde a las siguientes preguntas:
  • ¿Qué ocurría en la ciudad?
  • ¿Por qué el alcalde no resolvía esta situación?
  • ¿Qué condición puso el flautista a cambio de solucionar el problema?
  • ¿Qué ocurrió al sonar la flauta?
  • ¿Qué pensaron los habitantes de la ciudad?

Sobre el primer final:
  • ¿Dónde fueron los coches?
  • ¿Cómo se sintieron los niños? ¿y los adultos?
  • ¿Por qué los más audaces no podían parar al flautista?
  • ¿Qué hizo el flautista cuando terminó de tocar la flauta?

Sobre el segundo final:
  • ¿Cuál fue el último coche que se zambulló en el río?
  • ¿Qué le dijo el alcalde al flautista?
  • ¿Qué hizo el flautista?

Sobre el tercer final:
  • ¿Cómo solucionó el problema el flautista?
  • ¿Qué construyeron en honor al flautista?
  • ¿Dónde lo construyeron?

II.       El flautista. Completa la descripción del flautista del autor y dibújale en el recuadro.


III.       ¿A qué final corresponde?Sin mirar el texto durante el ejercicio, intenta relacionar cada párrafo o frase literal con el final del cuento correspondiente. Se puede hacer una lectura rápida antes de empezar.

a)     Para entonces la plaza mayor ya estaba repleta de niños jugando y sus gritos festivos ocultaban los lamentos de los ciudadanos que habían visto cómo sus coches desaparecían a lo lejos, arrastrados por la corriente. 
b)     Arriba para los ciudadanos que quieren pasear hablando del gobierno, de la Liga y de la luna, para los niños que quieren jugar, para las mujeres que van a hacer la compra.
c)   —¡También el alcalde se ha vuelto loco! ¡Hacer destruir todos nuestros hermosos coches!
      —¡Con lo que cuestan!
      —¡Con lo cara que está la mantequilla!
      —¡Abajo el alcalde! ¡Dimisión!
d)     Cuando llegó el primer coche —que por casualidad era precisamente el del alcalde— cambió un poco la melodía, añadiendo una nota más alta.
e)     —¿Está contento, señor alcalde?
     —¡Te voy a hacer saber lo que es estar contento! ¿Te parece bien lo que has hecho? ¿No sabes el trabajo y el dinero que cuesta un automóvil? Bonita forma de liberar la ciudad...
f)       Aguzad el oído y los oiréis. Ahora corren bajo tierra. 

Primer final: _________________
Segundo final: _______________
Tercer final: _________________

Actividades para favorecer la atención


       I.           Lectura superficial. Busca en el texto cuántas veces se repiten las siguientes palabras:
  • Automóviles:
  • Alcalde:
  • Plaza
  • Río:

      II.           RepeticionesBusca en los cuadros las sílabas o palabras más y menos repetidas:




La sílaba más repetida es ____ y la menos repetida es____




 La palabra más repetida es __________ y la menos repetida es __________







Actividades para favorecer las habilidades visuales, y por tanto, la fluidez


       I.           Palabras escondidasDescubre las palabras ocultas y escríbelas debajo.

Jansgaleríaocbméisríonsknecokanscciudadmianosksjmelodíaksmcólpjsántriciclolp

Palabras encontradas: __________________________________________


       II.           Palabras giratorias. Adivina qué palabra se encuentra en las siguientes ruedas y escríbela debajo. 


       III.           Laberintos. Busca la entrada y recorre este laberinto para llegar a la salida lo más rápido posible. Este ejercicio debe hacerse sin ayuda de ningún objeto, es decir, sólo moviendo los ojos1.
1(Este ejercicio tendrá niveles de dificultad, se empezará por laberintos sencillos y gradualmente serán más complejos) 



       IV.           Lectura con salto. Lee las palabras que vayan apareciendo manteniendo el ritmo, aunque te dejes alguna sin leer.2
2(Para esta actividad se proyectarían las palabras en un Power point de modo que aparezcan las palabras de una en una y el profesor va regulando la velocidad de parición de las palabras.
Hay 2 modalidades para realizar esta actividad:
-         Lectura silenciosa cada alumno, pasando las palabras a más velocidad.
-         Lectura en voz alta leyendo cada alumno una fila, y se pasan las palabras a menor velocidad.)


Actividades de comprensión


     Para trabajar la comprensión, trabajaremos los tres aspectos que la conforman:
  • Datos concretos y relaciones entre los mismos.
  • Idea global, intencionalidades del autor, objetivos del texto, etc…
  • Nivel inferencial con hipótesis, valoraciones, relaciones con otros conocimientos…

     Una forma muy eficaz de trabajar la comprensión es mediante inferencias, por ejemplo, haciendo preguntas cuya respuesta no se encuentre de forma literal en el texto.


       I.           Hablamos sobre el cuento. Estas preguntas pueden hacerse dialogando en grupo o primero por escrito y después poniendo las respuestas en común:

  •  Sobre los personajes:

o   ¿Por qué al principio la guardia no cree al flautista?
o   ¿Cómo se siente el alcalde con el problema de los coches?
o   ¿Cómo crees que se siente el flautista en cada uno de los finales? ¿Por qué?
  • ¿Qué final te ha gustado más? ¿Por qué prefieres ese final a los otros?
  • Lee el final preferido del autor. ¿Por qué crees que prefiere ese y no otro?
  • ¿Cómo habrías solucionado el problema de los coches si fueras…
o   …el alcalde?
o   …el flautista?
            Invéntate un final alternativo.

      II.           Completar textos. Completa el texto con las palabras del cuadro:

tocar – claxon – amenazadora – coches – dinero – liberar – festivos – niños
Los automóviles corrieron hacia el río y se lanzaron uno detrás de otro con un último gemido del ______. El último en zambullirse fue el coche del alcalde. Para entonces la plaza mayor ya estaba repleta de ______ jugando y sus gritos ______ ocultaban los lamentos de los ciudadanos que habían visto cómo sus _______ desaparecían a lo lejos, arrastrados por la corriente.
Por fin el flautista dejó de______, alzó los ojos y únicamente entonces vio a la __________ muchedumbre que marchaba hacia él, y al señor alcalde que caminaba al frente de la muchedumbre.
—¿Está contento, señor alcalde?
—¡Te voy a hacer saber lo que es estar contento! ¿Te parece bien lo que has hecho? ¿No sabes el trabajo y el ______ que cuesta un automóvil? Bonita forma de ______ la ciudad...


       III.           Comprensión de vocabulario. Relaciona cada concepto con su significado.


       IV.           Resumen. Realiza un resumen del cuento.

Actividades para mejorar la anticipación ocular y la lectura en voz alta.


     Después de haber leído silenciosamente el texto y haberlo trabajado con los ejercicios propuestos anteriormente, se proponen los siguientes ejercicios para mejorar la anticipación ocular y la lectura en voz alta:

     I.           Mensaje secreto. Descifra el mensaje secreto cambiando los números por las leras correspondientes para poder leerlo correctamente.

“3L 3XTR4ÑO J0V3N N0 P3RDI0 N1 SIQU13RA UN 2EGUNDO. S3 MET1Ó UN4 M4N0 EN 3L B0L2ILL0 y S4CÓ UN4 P3QU3ÑA FLAU7A, T4LL4DA EN UNA R4MA DE M0RERA. Y PA8A C0LM0, ALL1, EN LA 0FIC1NA D3L ALC4LDE, EM9EZÓ A T0CAR UN4 EX7RAÑA M3L0DÍA. Y S4L1Ó TOC4ND0 DE LA ALC4LDÍA, ATR4VE2Ó LA PL4ZA, SE D1RIG1Ó AL RÍ0...
AL C4BO DE UN M0M3NTO...
—¡M1RAD! ¿QUÉ HAC3 AQU3L C0CHE? ¡SE HA PUE2T0 EN M4RCHA S0L0!”

       II.           Palabras perdidas. Lee el texto reemplazando el número por la palabra que corresponde, escrita en el margen izquierdo. 


       III.           Lectura “Inside out”. Lee en alto este diálogo sólo o con un compañero, cambiando la entonación de las oraciones según la emoción indicada.

—Buenos días, señor alcalde.
—Sí, resulta fácil decir buenos días. Para mí solamente será un buen día aquel en el que...
—...¿la ciudad quede libre de automóviles? Yo sé la manera.
—¿Tú? ¿Y quién te ha enseñado? ¿Una cabra?
—No importa quién me lo ha enseñado. No pierde nada por dejarme que lo intente. Y si me promete una cosa antes de mañana ya no tendrá más quebraderos de cabeza.
—Vamos a ver, ¿qué es lo que tengo que prometerte?
—Que a partir de mañana los niños podrán jugar siempre en la plaza mayor, y que dispondrán de carruseles, columpios, toboganes, pelotas y cometas.


Anotación: Las emociones sugeridas se pueden cambiar para que lo hagan más compañeros de la clase de forma distinta. Incluso se puede representar este ejercicio delante de la clase si alguna pareja lo desea.

 Sobre la lectura en voz alta:


     Una vez se haya leído el texto de forma silenciosa y se hayan realizado todos los ejercicios anteriores para trabaja la preparación de un texto en voz alta, al menos una vez en el curso cada alumno tendrá que leer en alto un texto del tipo que sea delante de la clase. En principio se irá en orden de la lista si ninguno se presenta voluntario para leer el texto trabajado en clase o uno que quiera leer a los compañeros. No obstante, antes de empezar con esta dinámica, se tendrá una sesión para trabajar la preparación de una lectura oral: el objetivo es comunicar, el proceso adecuado para preparar el texto, tipos de textos, expresividad, … Cuando un niño se prepare una lectura y haya ensayado en casa, puede hacer el ensayo general con el profesor si así lo desea. El objetivo de esta actividad además de trabajar la lectura oral, es poder trabajar de forma tranquila la preparación, fomentar la confianza en uno mismo y reducir el estrés que se genera en las presentaciones en público y que se detecta incluso en clases de estudios universitarios.


Evaluación y autoevaluación de los niños


    Para el proceso de evaluación se tendrá en cuenta tanto la visión de los alumnos como la del profesor.
     Respecto a los ejercicios realizados después del texto relacionados con la competencia lectora, a parte de la observación directa en clase durante las distintas actividades, me gustaría que los alumnos intenten explicar qué estrategias han utilizado para realizar las actividades y qué les ha parecido el texto: fácil, difícil, divertido, aburrido, etc. Recogería sus opiniones e indicaciones sobre la lectura en un cuaderno para ajustarme mejor a los intereses y necesidades de la clase, además de mis propias observaciones. Los ítems a observar serían:
  • Memoria a corto y medio plazo
  • Atención durante la lectura y las actividades.
  • Habilidades visuales y fluidez
  • Comprensión: relación de datos concretos, idea global, inferencias o hipótesis sobre el texto, valoraciones… 

     Por otro lado, en relación con la lectura oral, usaríamos rúbricas para evaluar.

Evaluación del profesor:


La rúbrica que rellenaría el profesor sería la siguiente, siempre con un cuadro para anotar algún aspecto que no aparezca en los ítems:

Evaluación de los compañeros:


Después de la lectura oral, los alumnos darán un feedback al alumno evaluándole con la siguiente rúbrica:


1
2
3
4
Ritmo de lectura y pausas al leer.
_____ lee muy rápido el texto sin realizar las pausas indicadas por los signos de puntuación
_____ lee el texto a ritmos distintos, sin hacer correctamente las pausas por los signos de puntuación
_____ lee la mayoría del texto con un ritmo adecuado y haciendo las pausas indicadas por los signos de puntuación
______ lee el texto con un ritmo adecuado, y hace bien las pausas indicadas por los signos de puntuación
Expresividad
_____ no cambia la entonación ni da expresividad al texto, haciendo más difícil entender la lectura.
_____ a veces cambia de entonación, pero no da expresividad al texto.
______ cambia la entonación a veces y da expresividad al texto.
______ cambia la entonación y da expresividad al texto, haciendo que entienda mejor la lectura
Precisión al leer
_____ no vocaliza o no pronuncia bien muchas palabras
(subraya cuál de las dos opciones)
______ a veces no vocaliza o pronuncia bien algunas palabras
(subraya cuál de las dos opciones)
______ vocaliza y pronuncia casi todas las palabras bien
_____ vocaliza y pronuncia todas las palabras correctamente
Seguridad
_____ lee el texto muy nervioso/a
_____ lee el texto algo nervioso/a
_____ lee el texto con confianza
_____ lee el texto con de forma relajada y con confianza
Volumen de la voz
_____ lee el texto a un volumen de voz muy bajo, no le puedo oír
____ lee el texto con un volumen de voz bajo, a veces me cuesta oírle
_____ lee el texto a un volumen de voz adecuado, pero a veces baja el volumen de la voz
_____ lee el texto a un volumen de voz adecuado, le oigo en todo momento

 Autoevaluación


     Para la autoevaluación el niño realizará la misma rúbrica con él mismo.
     Si fuera posible, según el manejo de TICs del centro, el profesor podría grabar al alumno durante la lectura para que después pueda ver el vídeo y evaluar mejor la lectura que ha realizado. En el caso de que no se tuviera el consentimiento paterno para grabar en imagen, se le podría grabar en voz para que el propio alumno se escuche.  


Links y materiales consultados:



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